Mientras anochecía en Tucumán, en Melbourne se daba inicio (con más de 40 minutos de demora por problemas técnicos de transmisión en vivo) a la audiencia judicial fijada para resolver la apelación de Novak Djokovic a la cancelación de su visa por parte de las autoridades australianas. Si bien estas habían solicitado la postergación de la audiencia, el juez Anthony Kelly decidió darle curso por considerar que hay razones de urgencia: el Abierto de Australia comienza dentro de una semana, y demorar la audiencia podría perjudicar el derecho del serbio en caso de ser revocada la cancelación de su visa.
Luego de analizar los argumentos presentados por el cuerpo de abogados que representa a Djokovic, el juez tenía dos caminos: reintegrarle el permiso de ingreso al tenista o confirmar lo actuado por las fuerzas fronterizas australianas, lo que de acuerdo a leyes migratorias del país, podría desembocar en una deportación inmediata y en la prohibición de ingreso a Australia por tres años. Es decir, “Nole” podría quedarse hasta 2025 sin la posibilidad de jugar el Abierto de Australia, su favorito, en el que ganó nueve de sus 20 títulos de Grand Slam.
Si bien anoche seguía pendiente la decisión, el juez había manifestado comprender la situación del tenista, quien decidió viajar porque el estado de Victoria le había garantizado una exención médica. No obstante, el gobierno australiano había anticipado que apelaría la sentencia si esta favorecía a Djokovic.